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Pensamientos para Compartirte


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Dar o no dar mi brazo a torcer

Resistirse y fluir, no puede haber dos antónimos más vivos en nuestra vida diaria. Te doy varios sinónimos de cada acción para entrar en el tema. Resistirse: rebelarse a, oponerse a, no dar tu brazo a torcer, objetar.  Fluir: destilar, resbalar, manar, correr, circular. Como ya lo sabes, nuestro comportamiento ante cualquier situación es el resultado de si queremos avanzar fluyendo, objetando o quedarnos quietos.

Bien se dice que una persona que habla dos o más lenguas llega a ser muy fluida en su comunicación. Pasa de una a otra con facilidad, como agua que brota de una cascada. O al menos así me lo imagino, fluir, fluir. Si nos encontramos con un contratiempo en el que hay que decidir algo de inmediato fuera de nuestro control, habrá recelo y nos resistiremos a resolverlo impulsivamente.

En las noticias escuchamos a tantos seres humanos que resisten la inclemencia ante condiciones terribles. Aquí el resistir se toma como firmeza.  La resistencia se puede interpretar de dos maneras. Una que somos fuertes y soportamos algo con fortaleza. Y la otra al agregar una sílaba a resistir, o sea, resistirse, define el oponerse a tomar una decisión que quizá sea dolorosa, vergonzosa, perezosa o simplemente porque yo quiero controlar todo.

 Hay veces debido a la terquedad, que no damos nuestro brazo a torcer causando una pausa en la vida. Si es porque nos rebelamos contra algo para el bien común, entonces no hay desazón. Ahora, imagínate que hay dos manos, dos puños de dos personas uno contra otro, a ver quién gana. Esa es la resistencia, yo de mi lado y tú del tuyo sin llegar a un acuerdo. La fluidez sería un corto estrechón de manos y que circule el aire, estamos de acuerdo.

Cuando todo fluye bien en nuestra vida, cuando las cosas nos salen a pedir de boca, cuando se acomodan como queremos, cuando resbalan, manan, corren, circulan y destilan, ¡ay qué dicha!  No nos rebelamos, no nos oponemos, sentimos que cada cosa tiene un lugar. Y a esto quiero llegar hoy, hay que dejar la vida fluir. Si somos creyentes lo dejaremos en manos de nuestro Dios, puesto en una bandeja de peticiones. Si tienes confianza en el universo, entonces, te permitirás la tranquilidad y el reposo que nuestra vida circulará por dónde deba hacerlo. No tendremos que resistirnos a lo que es inevitable.

Hoy quiero dejar ir las penas al aire. El viento se las llevará…como dice aquella canción. Hoy vivo con fluidez, destilando amor, generosidad y agradecimiento. Ya veré si mañana me levanto un poco rebelde dentro de mi castillo con un poco de reticencia a algo. No sé, luego te cuento. ¡Hasta la próxima, amiga!


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La sal y el empalago

¿Eres como el azúcar o la sal? Fue una pregunta en clase hoy. Estábamos hablando sobre las personalidades y los adjetivos que las describen. La página tenía una lista enorme de vocabulario con sus definiciones que hacía la respuesta aún más fácil de responder. Unos de los comentarios fueron risibles y otros serios con más énfasis en la sinceridad. Los jocosos me sacaron una sonrisa pues tenían ingenio. Uno de los comentarios, se hizo pregunta: ¿Si eres vanidosa, eres más sal o azúcar? Yo dije que es ambos: la persona vanidosa se cree un algodón de azúcar; los demás la vemos como un tamarindo enchiloso.

Si yo hubiera dado mi opinión, habría tenido unas respuestas para la sal y otras tantas para el azúcar. Estoy convencida que soy más sal que azúcar con muchas personas. No me refiero a ser amarga, sino a ponerle un toque de emoción a las situaciones. No quisiera siempre ser azúcar porque el empalago sería centellante y abusivo. Una pizca de sal le da más gusto a un postre azucarado. La sal nos da beneficios de salud, en deshidrataciones. En cambio, la sal y su sodio en exceso nos alteran la presión sanguínea. La sal es fuente de energía después del ejercicio físico. El azúcar natural es necesario para reponer los depósitos de glucógeno en los músculos y en hígado. Los excesos de azúcar nos dan picos de energía falsos.

Mi entrada hoy es ligera para amenizarte el día. Nada de comentarios a nivel médico, sólo simple ejemplos de casos cuando somos sal, azúcar, o cuando somos ambos. Cada situación que vivimos nos da oportunidad de comportarnos de manera dulce o salada. En las conversaciones entre amigas los ánimos están azucarados pues todas presentamos nuestra mejor cara: sociables, sonrientes, amables, generosas, conversadoras, optimistas, visualizando un pastel muy decorado con merengue. Si habláramos de algo doloroso, la sal sería un factor más presente, como una lágrima rodando por la mejilla. Compartir el sufrimiento ajeno trae un poco de sal, nos pone angustiadas, temerosas, tristes, adoloridas, empáticas, visualizando el agua del mar, salada y espumosa. Nuestras caras estarían decaídas, nuestros ojos opacos, nuestros corazón y estómago cerrados.

Todas somos ambos, la sal y el azúcar, el empalago y la amargura. Durante el día paso por estos sabores abriéndome a lo que me vaya llegando a mi encuentro. Un abrazo amoroso y cálido es muy salado y meloso. Ya sabes que hay caramelos que tienen sal y salsas que llevan azúcar para resaltar sazones. Y si de salado habláramos, llegaríamos a la descripción de una persona divertida, aguda o en otro caso con mala suerte. Un buen almíbar tarda en cocerse porque la dulzura a veces no llega con prontitud. ¿Hoy fuiste más sal o más azúcar?

¡Ni te hablo si eres pimienta…ya me dirás tú!


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Inhala amor, exhala gratitud y humildad

Hola amiga hermosa, hoy quiero tocar el tema de la humildad. Sin referirme al estatus económico que creemos sinónimo de pobreza. Sino a la virtud pausada, este valor tan humano que fomenta la empatía haciéndonos ver nuestras limitaciones. Entrando en el tema, me gustaría que te imaginaras que estás en un consultorio médico, temerosa, débil y ansiosa. La sala de espera te provoca diferentes sentimientos, pero más que nada te hace ver humilde, callada y reflexiva. A mí sí me pasa esto, mis dudas, mis preguntas van en aumento silenciosamente, de manera humilde. Mi mente divaga confiando en esta experta que me irá contestando las cuestiones dándome opciones de tratamiento. Pues, sí, estoy en manos de ella. Estoy dispuesta a aprender de alguien que me supera en estudios y experiencia.

Otro ejemplo de humildad sería en mi vida diaria cuando reconozco mis errores y pido perdón, disculpas y comprensión. Aquí los complejos de superioridad y el pensar sólo en mí quedan apartados de mi vida. Tengo que actuar con dignidad y afirmar que he cometido una falta. En el mundo católico un reflejo de humildad es la confesión, la reconciliación al advertir y reconocer nuestras faltas. Recibir un consejo y hacer penitencia con arrepentimiento. Inclinar la cabeza y humildemente pedir perdón.

La aceptación de que todos somos humanos con derechos a ser prósperos es también motivo de humildad. La generosidad de contribuir a la comunidad, al bienestar y al equilibrio de una misma con los demás, denota humildad.  No se aprecian los éxitos poniendo una nube oscura encima de los demás.  Yo quiero sobresalir, pisoteándote a ti. ¡No señora! La humildad es reconocer el éxito propio sin soberbia, reconocer el éxito ajeno sin enjuiciar

Las relaciones más sanas y equilibradas son aquellas donde existe el respeto a los logros de cada uno, la aceptación de ellos con simpatía y empatía. Yo valoro con deferencia lo que has alcanzado sin hacerte sentir inferior, ni yo sentirme superior. La persona humilde está dispuesta a aprender de los demás y a dar conocimientos sin observar de arriba abajo con disgusto. Asimismo, cuando hacemos voluntariado, admitimos que dar la mano a alguien que lo necesita es ser humilde, dadivosa, quizá hospitalaria, caritativa y bondadosa.

Ahora si hablamos de humillar, humillarse, son éstas, palabras mayores. Nunca hay que dejarnos ser humilladas. La humildad sin dignidad no debe de suceder en ninguna ocasión. Jamás desfavorecidas, jamás burladas, jamás menospreciadas, ni desdeñadas. Oprimir, achicar, someter es prácticamente deshonrar, ofender.

Termino con un mantra que leí y me encantó: “Inhala amor, exhala gratitud”. Yo añadiría: exhala gratitud y humildad. ¡Hasta la próxima, amiga!


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KINTSUGI, para reparar nuestro original

¡Muy feliz año nuevo 2024! Estoy muy agradecida por todos los hermosos deseos y bendiciones que me has brindado para este año amiga querida. Hoy quiero tocar el tema de una técnica japonesa llamada KINTSUGI. He recordado que hace unos años una amiga me regaló un libro que habla de cómo reparar objetos que se han roto, de manera que podamos conservarlos, si así queremos. Es una metáfora de reparación que se refiere a nuestras propias vidas si han sido lastimadas o fracturadas.

Esta técnica ancestral japonesa KINTSUGI, habla en concreto de los objetos de cerámica o porcelana rotos que pueden ser reparados con pegamento y polvo de oro. El objetivo es apreciar de nuevo la historia de éste mismo, por medio del énfasis a sus fracturas en lugar de esconderlas o disimularlas. Esta técnica da vida de nuevo a una pieza y la transforma en una más hermosa que la original.

Esto me hizo pensar en mí misma, en nosotras mismas. Cuando algo se rompe, se revienta, se quiebra, se fractura dentro de nosotras nos sentimos frustradas, molestas, inquietas o incompletas. Si pudiéramos subsanarnos de nuevo con un adhesivo imaginario, con oro y plata imaginarios, seríamos más valiosas porque nuestras pequeñas fracturas quedarían remediadas mostrando nuestra fuerza interna.

Al ver nuestro rostro, las que somos maduras, vemos el paso de los años en nuestra piel, falta de energía, carencia de salud, molestias del cuerpo, etc. Retocamos aquí y allá, modificamos conductas para ser más flexibles, enmendamos acciones, ajustamos lo que humanamente podemos. Como que quisiéramos borrar faltas e imperfecciones. ¿No sería fabuloso aceptarnos y aderezarnos con pegamento y polvo de oro para resaltar a la persona original que somos? Este fijador, tragacanto, goma, engrudo, masilla o como lo conozcas, nos sería enormemente fácil de adquirir para embellecer lo que sentimos agrietado.

Hace unos días rompí dos objetos muy queridos. Al primero de cerámica, obsequiado hace muchos años, le traté de reparar la tapa, no con polvo de oro, sino simple goma; pero fue inútil, pues estaba hecho añicos. Me quedé con la mitad servible porque no pude deshacerme sentimentalmente de este regalo. El segundo regalo lo llevo en mi muñeca izquierda, funciona muy bien, pero estéticamente está astillado en una esquina. Fue un descuido de mi parte y ahora lo veo así, como una debilidad mía. ¿Por qué? Pues lo dejé caer por andar a la carrera. Si por algo no puedo mejorarlo, pues lo usaré con la idea KINTUSGI, fragmentado lo hará tener una historia.

No te ofrezco consejos, porque no vendo lo que para mi no tengo. Únicamente quiero decirte, que los fragmentos fragmentados, los añicos hechos, las roturas rotas, las astillas astilladas, los descocidos remendados, lo rasgado, lo arrancado, lo deteriorado, lo estropeado, es y será parte de tu historia, de tu vida sin disimulo y la de nadie más. Si ves una arruga más, una cana terca, una visión borrosa, un kilo de más o de menos, un corazón arrugado, una ansiedad férrea, una depresión variable, un recuerdo inconsecuente, una inquietud voluble, te pido que ajustes todo con engrudo hecho en casa. Te suplico que rellenes las grietas con oro y plata porque éstas selladas valen más que un abalorio.  La técnica japonesa aspira a que queramos más la pieza rota ya reparada. ¿Por qué no querernos más si estamos encaminándonos a continuar nuestra historia, sea fracturada o fragmentada?


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Presión, Comprensión, Corazón

La palabra presión es una palabra muy exigente, puede referirse a un estado de estrés, de nerviosismo, de ansiedad por la gran cantidad de cosas que tenemos que realizar. Es como si nos sintiéramos forzadas a llevar a cabo algo por amenazas o discusiones. Muchas veces nosotras mismas nos sometemos a ese sentimiento. Asimismo, puedo referirme a la presión arterial de nuestro corazón. El músculo que dictamina si estamos en estado estable o con alteraciones cardíacas. Igualmente, existe la presión del aire de los neumáticos, los balones, los globos, las ollas de cocción rápida, y más. Tú me entiendes perfectamente.

El estado de sentirse bajo presión, no es nada para reírse. Existen las circunstancias provocadas por otros o aquéllas incitadas por nuestro interior, o sea, ajenas y personales. Como seres responsables nos ponemos fechas por cumplir, por realizar y si unos obstáculos nos entorpecen, se produce un caos mental y físico. Ahora, que también podemos padecer al presionar a otros sin resultado. La presión es una falta de equilibrio en un sistema que funciona individualmente.

A mí me ha pasado que la presión arterial se me dispara si estoy rodeada de tensión ajena y personal. Ese deseo de ayudar a otros que exigen más de la cuenta, o de querer cumplir responsablemente por algo prometido. Va toda esta presión unida al no saber decir NO, al no detenerse y decir hoy no puedo, no quiero o físicamente estoy al límite. El anhelo de agradar en todo momento complica las cosas cuando vemos una mala cara, una mueca en lugar de una sonrisa de agradecimiento. Esta presión causa decepción.

Hay fechas que nos implican más en nuestro entorno. El último mes de cada año es de mucha alegría, pero también nos consume tratando de completar todo. Mis amigas y yo siempre buscamos un momento para charlar en estas fechas, para ponernos al día en persona o por teléfono. La mayoría comentamos que estamos con el apremio, la tensión y la presión de los días, con la necesidad de resolver cualquier circunstancia.

Si hablamos de ollas de cocción rápida, sabrás con seguridad los minutos exactos en que cada alimento debe cocinarse. Sin embargo, nosotros ignoramos los minutos en que debemos detenernos personalmente para evitar que la tapa vuele por los aires. Seguimos, continuamos con empuje olvidándonos que tenemos el control de nuestra parte. La gran generosidad dentro de ti te lleva a dar, dar, dar a todos, sin pensar en ti misma.

Mi intención en esta entrada no es para desanimarte, ni juzgarte, es únicamente para que, si te sientes enferma, cansada, exhausta o presionada, te tome unos minutos para ti. La comprensión, tolerancia y generosidad debe empezar por nosotras mismas. Respira profundo, que yo ya lo estoy haciendo 😀


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Llegará más cariño, con la esperanza de la mano

Las llamadas con las amigas, hermanas y hermanas del alma son un bálsamo de amor. La invención del teléfono celular me conectado con personas con quienes no había hablado en muchos años. Nuestras voces a través del auricular, nos llenan de amor inmediatamente. Gracias, gracias, gracias por el valioso tiempo que me dedicas: ¡Te quiero mucho! 

Hablando del cariño, hace unos días leí una frase que me llenó de esperanza: “Todavía te falta por conocer a muchas más personas que te darán amor”. ¿Quieres decirme con esta frase que aparte de las muchísimas personas que me quieren ya, sentiré todavía más amor? Estoy dispuesta a conocerlas, a sentir su cariño y a disfrutar de su presencia. ¡Imagínate la cantidad de cariño que inundará mi corazón de alegría! Y por supuesto el tuyo también.

Este mes de diciembre, con sus fiestas y algarabías se presta para celebrar diferentes reuniones sociales. Cada religión también expresará su deseo de esperanza en sus diferentes servicios en su templos e iglesias. El mensaje para todos será el amor, la esperanza y la fe, con la caridad por añadidura. Es tiempo de abrir el corazón para tener compasión, tolerancia, generosidad y desprendimiento de cosas materiales. La gente que iremos conociendo en este recorrido, no sé quién será y dónde la encontraré. Serán miembros de la familia política, bebés que nacerán, nuevas amistades, gente del trabajo, vecinos nuevos, conocidos sociales, comunidad local, etc. A todos ellos les digo desde ya que serán bienvenidos. Las precauciones no faltarán, pero oportunidad recibirán.

Para ti deseo que sigas rodeada del cariño de hoy en el 2023, más el que te va a llegar con las personas nuevas que se acerquen con una buena intención en el 2024. Te deseo que tu salud sea fuerte, tu energía grande, tu mente despejada y clara, tu ánimo vivo, tu abundancia creciente, tu abrazo apretado, tu sonrisa y risa contagiosas, tu perseverancia estable, tus sueños infinitos, tu ira breve, tu frustración imperturbable, tu reposo sereno, tu actividad bulliciosa, tu alegría desbordante, tu tristeza pasajera y tu cariño multiplicado.

Aún falta más cariño que vendrá…pronto, con la esperanza de la mano.


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Ascender, Descender, Girar y Girar

La vida se nos presenta como una montaña rusa, un carrusel o una rueda de la fortuna. No me refiero a parques de atracciones concretamente, sino a descripciones en abstracto, algo imaginario.  Al sentir una alegría, estamos en la cúspide de la montaña rusa, en la cima de la rueda de la fortuna o en un paseo giratorio muy suave del carrusel. Experimentamos vivencias concretas, lo sé, las sentimos en nuestra propia piel. Sin embargo, describo lo abstracto al mencionar esa sensación de euforia, o melancolía, tristeza, alegría, dolor, rabia, frustración, desatino, etc.

Los carruseles siempre me han fascinado, la montaña rusa o la rueda de la fortuna no mucho. Siempre relaciono éstas dos últimas con el desafío y el pánico de dejarte llevar sin controlar la situación. Si el carrusel girara más velozmente de lo que es agradable, pues me llegaría un mareo que no te cuento. Ese sentimiento de velocidad lo relacionaría a un desacuerdo con alguien o una situación que me involucra en algo a lo que no pertenezco.

Todos personalizamos en qué atracción nos subiríamos al vivir una sensación. Si fuera un momento de satisfacción personal o profesional, por supuesto que estaría en la cúspide de la montaña rusa. Si me llegara una insatisfacción, un arrebato de tristeza o dolor, de seguro estaría en la parte más baja de esa montaña. Despegue, ascenso, arriba, descenso, abajo, adrenalina serían recuentos de la vida diaria. Como decía en el párrafo anterior, la velocidad cuenta mucho en nuestro sentir de seguridad o control. En el caso de la rueda de la fortuna, la subida es más bien pausada, te va dando tiempo a acostumbrarte a la situación. Así en ese abstracto, me voy adaptando a la vivencia, meditando qué haré para resolverla, disfrutarla o pasar página.

No es lo mismo ascender o descender que girar. El carrusel nos sugiere un enlace entre la adaptación a lo vivido con lo que se establece ya en nuestra vida. Esa descripción de que: “Esto me está tocando vivir y lo voy aceptando sin premura a un cambio”. Voy girando, girando, girando…ya se resolverá en específico. Mientras tanto guío mi vida adelante y así dejaré de girar. Llegará el momento culminante al detener su velocidad.

Mi reto es establecer el presente con relación a cada atracción. Estos últimos años me forzaron a reflexionar sobre lo que sucede en el día de hoy, planes a corto plazo. Hay mañanas que suceden dentro de un parque de atracciones, girando, ascendiendo, descendiendo o estando en una cima por segundos. Otras tarde o noches son más pausadas, con algunos altibajos. Te digo amiga que cada semana es diferente. En la variedad está el gusto. Y de verdad, sí hay variación, modificación, diversidad, plétora, amenidad, inestabilidad, novedad, disparidad, ligereza y cuántos sinónimos más quieras añadirle.

Cuéntame en privado cómo disfrutas, padeces o añoras un momento en un parque de atracciones. ¿Qué disfrutas más, montaña rusa, rueda de la fortuna o carrusel? Si la alteración de un juego disminuye o aumenta la aventura del sentimiento profundo por el que estás pasando. Yo ya te compartí mi punto de vista, ahora si quieres, te toca a ti. 😀


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Todas idóneas, todas versadas, todas unidas

Uno de tantos días que piensas que no estás poniendo atención a tu alrededor, escuché a un médico decir: “De las enfermedades graves nacen las eminencias médicas”. En mis palabras, “ante un reto nos hacemos hábiles y capaces para resolverlo”. Si te encuentras en una encrucijada y quieres, debes, o necesitas tomar acción, te conviertes en una experta al poder resolverla con toda tu inteligencia, experiencia y lo mejor de ti.

Ese comentario médico podría tomarse como arrogante, no lo juzgo de verdad. Si quiero que una doctora me atienda, quiero que sea la experta en mi caso. Si es una arquitecta que quiero me construya mi casa, deseo que sea especializada. Si quiero aprender de una maestra, añoro que esté empapada en su tema. Si contrato un servicio equis, buscaré a una persona competente en la materia.  Y así sucesivamente, en cualquier profesión o relación ¿Qué opinas?

En la vida diaria resolvemos con intrepidez alguna situación nueva, sorpresiva o incómoda. Por más sencilla que sea, habrá que atreverse a actuar. Ya sea durante conversaciones sorprendentes, ajustes en algo doméstico, lecciones de vida, trabajo, etc.  Los pasos que demos si nos enfrentamos a algo nuevo, distinto, arduo, peligroso, complicado, doloroso, engorroso, u oneroso serán creativos y resueltos como por eminencias médicas, dando lo mejor de nosotras.

Tómate el tiempo de pensar todo lo que has resuelto, solucionado, concluido, acordado, decretado, tramitado y facilitado en una mañana, una tarde o una noche. Ya sea, si estás al cargo de ti misma por alguna situación especial. Si estás cuidando a una paciente o familiar enferma. Si eres responsable como jefa o colega en un trabajo. Si apoyas con tu tiempo a otros. Si emocional o económicamente eres el sostén de alguien. Hay miles de ejemplos en los que tendrás que pronunciarte. Pues, amiga date una palmada en la espalda o mírate al espejo para que estés orgullosa de ti misma. Hoy fuiste una creativa eminencia en tu campo de acción. ¡Cumpliste de manera sobresaliente! ¡Bravo, bravísimo! Te engalano con un emoticón de aplauso y carita con ojos de estrellas.

Si no somos aptas para ser una autoridad todavía, pidamos ayuda. Nadie nace aprendido. Ser una especialista toma tiempo y energía. Nuestra capacidad para ser versadas es resultado de la experiencia de años. Es como si guardáramos recuerdos a través del tiempo de lo que funcionó o no en ciertos casos, para aplicarlo o modificarlo en su debido momento. “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Pero de que eres habilidosa, capaz y competente, lo eres.

Eminencias hay muchas, no les tengamos recelo, aprendamos de ellas.  Son sólo seres humanos conocedores, peritos. Si la arrogancia se le sube a la cabeza, ignórala, toma lo práctico, lo idóneo y lo competente. ¡Adelante, a llenarnos de conocimiento y capacidad! Otro emoticón para ti, la carita con un guiño.


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Mayor Conciencia, no importa ni el contexto ni el momento

Concurro que son equivalentes, subsistentes y semejantes estas acciones: Poner de manifiesto, ser consciente, tener una percepción consciente, usar conocimiento consciente, tener una mayor conciencia, et al. ¿A qué me refiero al empezar mi entrada con estos sinónimos de la misma idea? Esto se lo debo a la perfección imposible de las que hemos sido traductoras e intérpretes. Siempre queremos buscar la mejor interpretación a la hora de pasar de una lengua u otra para lograr una comunicación impoluta.

La frase original en inglés [conscious awareness], me hizo pensar cómo lograría interpretar esta frase correctamente en cuestión de segundos si estuviera en medio de una conferencia en vivo. Ya he estado dentro de una cabina durante coloquios tratando de interpretar en segundos los discursos de un conferencista. Y ahí sudas la gota gorda. Para mí, esto es ya es cosa del pasado. Sin embargo, mi mente lingüística no se detiene y en muchas ocasiones me pongo a pensar cómo encontrar la perfecta traducción. Por supuesto que el contexto ayuda, sin duda.

En esta interpretación en particular, se refería al uso de la inteligencia artificial. El contexto requería la traducción para tener una mayor conciencia. No viene al caso ahora interpretar la expresión ni en inglés, ni en español, nadie me lo preguntó, ni yo sugerí absolutamente nada. En un supuesto caso, estaría preparada si me lo pidieran, ja, ja, je, je.

Todos los días manejamos un lenguaje de jerarquías. Si hablamos con unos peques conocidos la hacemos de intérpretes en nuestros diálogos. Si de adolescentes se trata, a nosotros nos toca interpretar su vocabulario y expresiones, aunque hablemos la misma lengua. Aquí sí pondría de manifiesto mi percepción consciente. Y con los ancianos que van perdiendo la memoria, nosotros interpretamos los espacios en blanco de una conversación. Jugamos el papel de traductores e intérpretes.

En un sermón religioso este domingo pasado, el sacerdote comentaba el porqué del cambio de una sola palabra dentro de una oración desde hace pocos años. Explicó que esa pequeña palabra, “muchos” en lugar de “todos” era la mejor traducción para esa oración. Había sido un proceso científico cumplir con la perfección en el momento de interpretarla. No me puedo imaginar la cantidad de peritos que se reunieron para comunicar un mensaje religioso exacto con únicamente una palabra. Y de ahí cambiarla en cientos de lenguas para que no existiera error de comunicación. En pocas palabras, usaron un conocimiento consciente. ¿No crees amiga?

El tener una mayor conciencia en nuestro actuar es derecho y responsabilidad de todos, no importa ni el contexto, ni el momento. No hay pretexto que valga. ¡Hasta la próxima!


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Cadencia, Ritmo y Armonía

Una amistad se crea por empatía, simpatía, pero sobre todo por un equilibrio o balance de fraternidad. Hoy en esta entrada quiero escribir sobre la armonía social, la unión, la hermandad, el balance o el equilibrio entre los seres humanos. Es esa recíproca condición necesaria en nuestra vida con otros individuos.

No te hablo acerca de la armonía musical donde todo tiene que sonar melodioso, consonante y atractivo a nuestros oídos. Te hablo de la armonía entre dos personas, o la armonía grupal en distintos ambientes sociales.  La diferencia entre paz y armonía, es que ésta última conlleva a la alegría, a la resonancia y al compartir. La paz implica tranquilidad, quietud sin conflictos.

¿Por qué es importante tener armonía en una relación? Para que la amistad funcione debe de haber un balance de afectos, humor, regocijo, complicidad, respeto. La armonía reconoce al otro como parte de nuestra vida. Es esa virtud que trae paz al alma, no causa angustia ni ansiedad. Es como una proporción exacta, callada entre almas.

La armonía en un grupo de trabajo, comunidad o asociación es vital para que el engranaje funcione. Al no existir ese equilibrio en opiniones sin liderazgo, no habrá progreso.  La armonía grupal es trabajar con entusiasmo, sin envidias ni complejos. Te pongo el caso que todos hemos vivido más de una vez. Una jefa, jefe, que no es justa ni entregada a la causa, provocará un desatino. Todos estaremos incómodos flotando en un desanimo total sin energía ni armonía. Faltará la afinación, la concordancia, el ritmo, la inteligencia y hasta la cadencia. No estoy implicando que la jefa deba ser humorista y entretenedora. ¡Ay, no! Me refiero a la jefa madura que sabe escuchar.

Pongamos otro ejemplo de una maestra nueva en un colegio elemental, joven o con años de experiencia. Si esta docente no sabe escuchar a los peques y está en un constante desatino disciplinando con exigencias y gritos, la armonía sale por la puerta. Es como una persona hostil dentro de un grupo de almas inocentes. La disciplina es importante, con su debido acompañamiento de afecto, cordialidad, eufonía y simetría. Te lo digo después de 45 años de experiencia docente. Sin cadencia no hay correspondencia.

¿Qué anhelamos en nuestro hogar? ¿A nivel familiar? ¡Qué exista la armonía! O sea, llevar la fiesta en paz. El cariño es básico, sin embargo, en ocasiones las discrepancias arruinan una reunión feliz. Aquel miembro de la familia que disturba por su egocentrismo, su altisonancia, su mal humor, su sinsentido, su miedo, su falta de comprensión, etc. La fiesta queda arruinada porque no hay convivencia equilibrada, atractiva, amable. La armonía sube y baja hasta dejar a todos exhaustos, tristes o confundidos. Aunque siempre el buen humor puede auxiliar a tomar las riendas para que haya un final feliz. Cuando todos ponemos de nuestra parte, la sonrisa es proporcional a la armonía.

Las fiestas en familia están a la vuelta de la esquina. Así es que, a llenar nuestro tanque con amor, consonancia, simetría y conciliación. ¡Qué brille la armonía con resplandor!