Resistirse y fluir, no puede haber dos antónimos más vivos en nuestra vida diaria. Te doy varios sinónimos de cada acción para entrar en el tema. Resistirse: rebelarse a, oponerse a, no dar tu brazo a torcer, objetar. Fluir: destilar, resbalar, manar, correr, circular. Como ya lo sabes, nuestro comportamiento ante cualquier situación es el resultado de si queremos avanzar fluyendo, objetando o quedarnos quietos.
Bien se dice que una persona que habla dos o más lenguas llega a ser muy fluida en su comunicación. Pasa de una a otra con facilidad, como agua que brota de una cascada. O al menos así me lo imagino, fluir, fluir. Si nos encontramos con un contratiempo en el que hay que decidir algo de inmediato fuera de nuestro control, habrá recelo y nos resistiremos a resolverlo impulsivamente.
En las noticias escuchamos a tantos seres humanos que resisten la inclemencia ante condiciones terribles. Aquí el resistir se toma como firmeza. La resistencia se puede interpretar de dos maneras. Una que somos fuertes y soportamos algo con fortaleza. Y la otra al agregar una sílaba a resistir, o sea, resistirse, define el oponerse a tomar una decisión que quizá sea dolorosa, vergonzosa, perezosa o simplemente porque yo quiero controlar todo.
Hay veces debido a la terquedad, que no damos nuestro brazo a torcer causando una pausa en la vida. Si es porque nos rebelamos contra algo para el bien común, entonces no hay desazón. Ahora, imagínate que hay dos manos, dos puños de dos personas uno contra otro, a ver quién gana. Esa es la resistencia, yo de mi lado y tú del tuyo sin llegar a un acuerdo. La fluidez sería un corto estrechón de manos y que circule el aire, estamos de acuerdo.
Cuando todo fluye bien en nuestra vida, cuando las cosas nos salen a pedir de boca, cuando se acomodan como queremos, cuando resbalan, manan, corren, circulan y destilan, ¡ay qué dicha! No nos rebelamos, no nos oponemos, sentimos que cada cosa tiene un lugar. Y a esto quiero llegar hoy, hay que dejar la vida fluir. Si somos creyentes lo dejaremos en manos de nuestro Dios, puesto en una bandeja de peticiones. Si tienes confianza en el universo, entonces, te permitirás la tranquilidad y el reposo que nuestra vida circulará por dónde deba hacerlo. No tendremos que resistirnos a lo que es inevitable.
Hoy quiero dejar ir las penas al aire. El viento se las llevará…como dice aquella canción. Hoy vivo con fluidez, destilando amor, generosidad y agradecimiento. Ya veré si mañana me levanto un poco rebelde dentro de mi castillo con un poco de reticencia a algo. No sé, luego te cuento. ¡Hasta la próxima, amiga!